Desde que el hombre se unió a la economía para generar un nuevo modelo de sociedad, ésta pregunta se ha convertido en recurrente, acompañándonos de manera constante e incluso obsesionándonos: “¿cuánto vale el tiempo?”. Una cuestión que no la formulamos desde la relatividad ni tampoco desde la metafísica, deseamos afrontar esta duda desde lo personal e individual. Pero, sin duda, necesitaremos grandes aliados que nos ayuden a entender lo trascendental de esta pregunta en un momento (el presente) y en un contexto (el occidental) donde el bien más escaso parece ser precisamente éste, el tiempo.
No es difícil encontrar a grandes empresarios, pensadores, políticos y emprendedores de toda condición para quienes esta pregunta marcó parte de sus vidas. El gran Steve Jobs, fundador de Apple, una de las personas que más han cambiado esta sociedad y, sin duda, uno de los grandes visionarios del mundo de la empresa, la economía y las nuevas tecnologías; ya lo advertía: “Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro. Vive tu propia vida. Todo lo demás es secundario”, afirmó con la claridad que le caracterizaba. La pregunta arroja una primera respuesta que nos posiciona a nosotros mismos como protagonistas de nuestra vida y nos motiva a ser lo más tenaces posibles para alcanzar nuestras metas e ideales.
Todos pensaremos en Jobs como en un hombre de éxito que generó una de las grandes fortunas de nuestro tiempo pero, hagamos un ejercicio, sustituyamos la palabra “tiempo“ dentro de la cuestión que nos ocupa, por cualquier otro bien material (o incluso inmaterial, como la luz), y el resultado siempre será una cifra bastante exacta, hasta con decimales. Sin embargo, con el tiempo no sucede así. El tiempo es universal y nos pertenece por igual a todos, hoy y siempre: “Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo. Incluso aquel que nada tiene, lo posee”, decía el escritor Baltasar Gracián allá por el siglo XVI, sabedor de que cada ser humano es el propio banquero del tiempo que debe vivir.
Puede que todos seamos poseedores de él, no cabe duda, pero su gestión sí puede marcar grandes diferencias entre personas. Actualmente, el 47% de la población española experimenta la sensación de falta de tiempo, a lo que María Ángeles Durán (Doctora en Ciencias Políticas, catedrática de Sociología y profesora de investigación en el Departamento de Economía del CSIC, donde dirige el grupo de investigación “Tiempo y sociedad”) responde exponiendo que “ninguna época anterior había ofrecido ciclos vitales tan largos. Sólo hay que inventar –sugirió– nuevas formas de usar el tiempo fructíferamente y disfrutarlo”.
Es común que a lo largo de la jornada laboral (el momento del día al que más tiempo dedicamos) se presentan ante nosotros un sinfín de pequeños ‘ladrones de tiempo’, ya sea en forma de distracciones de todo tipo o por falta de organización, que nos afecta tanto a nosotros como a nuestro entorno profesional. “Parece inevitable pensar que el tiempo es vital y es dinero para cualquier negocio. Sin embargo, no sólo importa por la cantidad de beneficios que se puedan obtener al administrarlo bien, sino también para ganar en calidad de vida”, afirmaba el célebre economista norteamericano Alan Greenspan. Es decir, en tiempo para nosotros, para nuestra familia y amigos. Ése es el verdadero valor del tiempo.