Es un hecho que las fórmulas de movilidad en las grandes ciudades han cambiado. Y es que la llegada de nuevas generaciones al mercado laboral, y a los viajes de negocios también, junto las cada vez más restrictivas normativas orientadas a proteger el medio ambiente en las grandes ciudades, ha llevado a las empresas a pensar en soluciones alternativas al taxi para los desplazamientos de sus viajeros de negocios. Desde los vehículos VTC al carpooling, pasando por motocicletas o patinetes eléctricos.
Este cambio también afecta a la labor del travel manager que, en este ámbito, está evolucionando también hacia un concepto de movilidad más amplio, que abarca también las funciones de un fleet manager, responsable de mejorar la calidad de las operaciones de flota reduciendo costes operacionales.
Así, la figura del mobility manager sería un híbrido. Su principal misión, supervisar las nuevas plataformas Mobility as a Service (MaaS), las cuales aspiran a integrar todas las formas de movilidad para los viajeros de negocios. Pero las plataformas MaaS no solo se ocupan de la movilidad en sí, sino que también atienden a más necesidades de los viajeros de negocios. Tanto las que tienen que ver con la movilidad terrestre (gestión y reserva de parkings, alquiler de vehículos, etc.), como las relativas a trayectos en avión o en tren, gestión de hoteles, etc.
Así, según Captio, gracias a la figura del mobility manager, las empresas pueden obtener una visión general de los costes de movilidad de sus business travellers en todos sus desplazamientos durante sus viajes de negocios. Obteniendo el coste por empleado y año, dispondrán de una herramienta de gran utilidad para poder negociar tarifas con diferentes proveedores y para poder asignar un presupuesto anual de movilidad personalizado a cada viajero de negocios.
Y es que la movilidad corporativa en las grandes ciudades persigue desplazamientos más eficientes y más sostenibles. En este sentido, el mobility manager debe velar por un adecuado total cost of mobility (TCM), concepto que deriva del total cost of ownership (TCO), muy empleado por los fleet manager y que posibilita conocer el coste por kilómetro de un vehículo teniendo en cuenta variables como mantenimiento, kilometraje anual, cuota/financiación, valor residual del vehículo, impuestos, seguro o consumo, entre otros.
Así, al trasladar estos conceptos a los viajes de negocios, es posible obtener el coste anual de movilidad por empleado en lo que respecta a utilización de servicios de transporte público, taxis o car sharing.
Otro cambio de paradigma que estamos viviendo en cuanto al uso corporativo de vehículos es el paso de la adquisición al alquiler. Así lo afirman en la revista Travel Manager, y estamos de acuerdo. El rent a car, el renting o el leasing han provocado que las empresas hayan pasado a una movilidad en la que la propiedad ya no impera, sino que lo hace el uso.
En un principio, los fabricantes de vehículos se limitaron a orientar sus ventas a empresas de movilidad, pero con el paso del tiempo, las grandes empresas de automoción decidieron formar parte de este nuevo modelo, bien a través de sus propias financieras o participando del accionariado en algunas compañías de renta a car o de renting.
Con todo ello, los fabricantes de vehículos ya no solo proveen bienes, sino también servicios, adaptándose a las características y necesidades de un nuevo tipo de demanda de movilidad, tanto entre particulares como entre empresas.
Ante este nuevo escenario, las empresas que suelen realizar viajes de negocios o que tienen determinadas necesidades de movilidad de sus empleados, a la hora de considerar nuevas alternativas, tienen en cuenta factores como ahorrar, buscar opciones más sostenibles y encontrar soluciones personalizadas. Además de obtener a través de los consolidadores de movilidad un informe agrupado de los gastos.
De este modo, la figura del travel manager está llamada a evolucionar para adaptarse a estos cambios de modelo. Y este modelo no parece que vaya a ser una ‘moda pasajera’, sino todo lo contrario. Marcará la tendencia que seguirá el futuro de la movilidad.