Realizar viajes de empresa, sobre todo si se hacen a menudo, puede ser una fuente importante de estrés para los trabajadores. Esta situación de fatiga, nervios y ansiedad no solo afecta al viajero, sino también a la productividad de la empresa. Según un estudio realizado por Carlson Wagonlit Travel (CWT) junto con la Escuela de Negocios HEC de París, el estrés generado durante los viajes corporativos afecta al rendimiento del empleado y, por tanto, a la productividad de la compañía. Tanto es así que, según los datos de este informe, una mejora en la política de viajes puede suponer un incremento del rendimiento de hasta el 32%.
Según datos facilitados por Booking, 9 de cada 10 viajeros corporativos sufren situaciones estresantes durante sus trayectos y estancias fuera. Algunos de los factores que más influyen en esta problemática son:
- La pérdida de tiempo: causada por retrasos en los vuelos, cancelación de reuniones, etc.
- Imprevistos: como la pérdida de equipaje, extravío de documentos, problemas de conectividad, etc.
- Alteraciones de la rutina: estar lejos del núcleo familiar, abandonar los hábitos de vida saludables, cambios de horario, etc
Otros datos significativos que nos proporciona CWT son que parece demostrado que este tipo de estrés aumenta con la edad, que afecta más a las mujeres que a los hombres y que es más frecuente cuanto más largos son los recorridos y cuando en destino se habla un idioma diferente.
La empresa no puede eliminar por completo estas cargas de estrés pero, como apuntábamos antes, una buena política de viajes puede reducirlo de manera considerable. Así, el viajero trabaja más a gusto e incrementa su productividad, y la organización reduce sus gastos.
Estas son algunas de las recomendaciones que se pueden seguir para reducir el nivel de estrés de los viajes de empresa:
- Proporcionar herramientas adecuadas a los empleados: la gestión de gastos, facturas y tickets es un engorro para el viajero, que además se incrementa si se ve obligado a adelantar el dinero de su propio bolsillo. Por eso es recomendable proporcionar a los empleados una tarjeta personal corporativa que evite estas molestias.
- No escatimar en comodidad: especialmente en estancias y viajes largos, la comodidad durante los trayectos y en los alojamientos es indispensable para el bienestar del viajero. Si el empleado vuela por la noche y tiene reuniones por la mañana, tiene que tener un ambiente propicio para descansar durante el viaje. El aumento del rendimiento puede compensar el incremento en el presupuesto.
- Evitar las escalas en la medida de lo posible: si ya resulta estresante coger un vuelo, enlazar dos puede multiplicar las preocupaciones: “¿Qué pasa si no llego a tiempo para coger el siguiente vuelo?” “¿Y si pierden mi maleta?” “¿Qué hago tanto tiempo en el aeropuerto?”. Una buena opción para evitar algunos de estos imprevistos es contratar un seguro de viajes que proporcione garantías ante estas situaciones.
- Contratar un hospedaje cercano: bien al lugar de trabajo en destino, bien a la estación/aeropuerto. Además, el ahorro en transporte puede destinarse a contratar un hotel de precio más elevado.
- Fijar expectativas realistas en la carga de trabajo: la duración de los viajes limita el tiempo disponible para realizar el trabajo. Programar objetivos demasiado ambiciosos puede generar un agobio extra en el viajero, más aún teniendo en cuenta que pueden surgir imprevistos que afecten a la producción
- Eliminar los límites de gasto por ítems: en su lugar, puede resultar más operativo establecer un presupuesto global que el trabajador pueda distribuir en función de sus necesidades
- Otorgar días compensatorios de descanso tras un viaje: además de ser beneficioso para el bienestar del trabajador, a su vuelta estará más fresco y mejorará su rendimiento. Asimismo, supone una motivación extra durante su estancia fuera.
- Si el viaje es en fin de semana, permitir viajar con la pareja: la soledad y el aislamiento son sentimientos frecuentes en personas que viajan mucho por negocios. Si existe la posibilidad, viajar acompañado puede resultar muy motivador.
- Permitir el bleisure: Combinar un viaje de negocios con una estancia de ocio en el mismo trayecto puede ser una razón adicional para que el empleado viaje de buena gana, compensando el menor tiempo que puede pasar con su familia y amigos.
- Evitar políticas ahorrativas en comidas y entretenimiento: los viajes de negocios dejan poco tiempo al ocio, por eso compensa hacer una pequeña inversión.