El enoturismo es una tendencia que en los últimos años está afianzándose. Y es que España tiene mucho potencial, tanto como opción turística de ocio, como opción para turismo MICE.
El enoturismo también supone una importante herramienta de desarrollo socioeconómico basado en sostenibilidad, pues puede actuar como “palanca para la recuperación y el beneficio de las comunidades rurales”, según destacó el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, en el marco de la Conferencia Mundial sobre Turismo Enológico celebrada la pasada semana en Portugal.
Así, la OMT apuesta por el enoturismo como herramienta de desarrollo socioeconómico basado en sostenibilidad. En su intervención, Pololikashvili lanzó un mensaje positivo sobre la recuperación mundial del turismo y destacó la importancia de realizar reuniones presenciales para potenciar esta reactivación, según destaca un comunicado de Europa Press. «Nuestra prioridad será apoyar a las comunidades locales y, el enoturismo, puede ser una buena fuerza motriz para ello«, aseguró el secretario general quien destacó la importante inversión que se ha realizado en los últimos años en este tipo de turismo.
Una inversión que en España también se está dejando notar en los últimos años, pues cada vez son más las experiencias enológicas que se ofrecen, aunque aún queda mucho camino por recorrer. España es el país con más tierras de viñedos del mundo, seguido de Francia y de Italia. En cuanto a producción de vino, el ranking se invierte, liderado por Italia, seguida de Francia y, en tercer lugar, España. Confrontando, no obstante, estos datos con el volumen de visitas a bodegas, según datos de la Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin), y atendiendo a cifras prepandemia, en 2019 se registraron más de 3 millones de visitas de enoturistas a bodegas españolas, mientras que Italia recibió a 14 millones de turistas en sus viñedos, Francia a 10 millones, y Estados Unidos, a 45 millones, según se recoge en un artículo de Cinco Días.
Con todo ello, la conclusión es clara: España debe aprovechar el potencial que tiene para consolidarse como destino enoturístico, lo que además implica contribuir a impulsar la recuperación económica de las comunidades rurales. En este sentido, las bodegas españolas se han puesto manos a la obra, y desde hace unos años, muchas han abierto sus puertas y mejorado sus instalaciones para dar a conocer la cultura del vino del modo más atractivo posible. Se trata además en muchos casos de espacios de gran valor histórico, cultural y arquitectónico.
Turismo MICE en un entorno enoturístico
¿Por qué no contemplar en opciones de turismo de reuniones un destino ‘regado’ de la cultura vitivinícola? Ya antes de la pandemia, surgieron esfuerzos para potenciar el turismo del vino como destino MICE. Además, el contexto de emergencia sanitaria lo convierte en una propuesta muy acertada para la situación que vivimos. Porque alojarse en una bodega en mitad del campo permite alejarse de multitudes y acercarnos a colegas de profesión, por ejemplo, en un ambiente idílico.
Así, en 2019, por ejemplo, 61 bodegas de la Denominación de Origen de La Rioja se citaron en la sede del Consejo Regulador para poner en marcha su Plan MICE. Una iniciativa dirigida al turismo de negocios cuyo objetivo es favorecer la comercialización del territorio de las bodegas de la Denominación. En esta línea, según explican desde Spain Convention Bureau, “la esfera corporativa ha empezado a conocer en los últimos años el sector del enoturismo, en parte debido a que las tendencias marcan una evolución hacia los eventos y viajes de tamaño más reducido y sostenible, lo que abre la puerta a una oferta más innovadora de lo que veníamos conociendo”.
Y es que invitar a disfrutar de una experiencia enoturística en un viaje de incentivos o de team building se está convirtiendo en una actividad que ve crecer su demanda. ¿Por qué? Según subrayan desde la citada entidad, “es una realidad que disfrutar de los entornos tranquilos y sostenibles donde se sitúan las bodegas es todo un acierto para descansar, recuperar el tono vital y la energía tras una temporada de arduo trabajo”.
Además, no es necesario alejarse demasiado de la oficina ni pasar la noche fuera. Muchas comunidades autónomas, desde grandes urbes como Madrid o Valencia, hasta regiones en las que la tradición vitivinícola no es tan conocida, cuentan con extensiones de terreno dedicadas al cultivo de viñedos de gran tradición y magníficas bodegas.
Asimismo, los hoteles en zonas vinícolas están ampliando su oferta de las actividades al aire libre, lo que mejora aún más la propuesta de destinos enoturísticos para viajes y encuentros MICE. Multitud de bodegas de nuestro país están elaborando completas ofertas enfocadas a cumplir con los objetivos de este tipo de viajes empresariales. Y es que acercar la cultura del vino de una forma atractiva es ‘la cosecha’ que bodegas y MICE deben aspirar a recoger.