En la actualidad nos enfrentamos a dos modelos energéticos en oposición: el tradicional, de alto rendimiento, pero también altamente contaminante para el medio ambiente y el más innovador, en el que aún hace falta inversión y un mayor desarrollo y soluciones para su implementación, pero que, al margen de proteger el medio ambiente, aprovecha los fenómenos climatológicos para producir esta energía.
No obstante, ante una elección que se incline por una energía limpia e inocua para con el medio ambiente, debemos tener en cuenta qué beneficios nos aporta a corto y a largo plazo, teniendo siempre en cuenta que incluso los países más destacados en producción y exportación de petróleo, como por ejemplo ciertas zonas del Medio Este en Asia, están comenzando a adquirir responsabilidades y a desarrollar planes estratégicos centrados en energías renovables, limpias y sin contaminantes.
Es el caso concreto de Arabia Saudí, que poniendo el ojo en un futuro incierto, pretende reducir el consumo interno de petróleo en el país (aunque de momento sin bajar el ritmo de venta de barriles al extranjero) y apostar fuerte por su gran aliado natural: el sol y la energía solar; con la previsión de la implantación de hasta 41 gigavatios de potencia de este tipo de renovable para el año 2040 a lo largo de su vasto y extenso desierto.
Y es que el hecho de que una energía sea limpia no significa que no pueda ser competitiva. Si antes hablábamos del ejemplo fotovoltaico de Arabia Saudí, no podemos dejar de mencionar al gigante chino con su gran empresa dedicada a la construcción de la central hidroeléctrica más grande del mundo situada en la Presa de las Tres Gargantas en la provincia de Hubei, en China. La cual cuenta con una capacidad de 22,5 gigavatios, (lo que supone nada menos que el 11 % de la capacidad hidroeléctrica total de China).
Una realidad creciente que deja de manifiesto que podemos avanzar hacia un mundo en el cual el desarrollo de las energías renovables sea un hecho. Dejando atrás, como ecos del pasado, a los combustibles fósiles para integrar en nuestro día a día el nuevo y limpio futuro que nos traerá el uso de este tipo de fuentes energéticas. Una apuesta fuerte, pero a la vez segura, en la que ya juegan empresas de alto prestigio como la estadounidense Tesla Motors, con su propuesta de coches eléctricos y componentes para su propulsión.
Lo único que sabemos a ciencia cierta es que el futuro no está escrito, pues lo trazamos nosotros con nuestras acciones, nuestras prioridades y nuestras elecciones, pero hay algo que debemos tener en cuenta desde nuestro prisma social en convivencia con el medio ambiente y con el resto de las personas de nuestro entorno. Y es que vivir es avanzar, propulsarnos con nuestro particular motor humano de inteligencia colectiva en contexto con nuestra realidad. Avanzar en el tiempo para mejorar.