El uso de las tarjetas está cada vez más extendido; tanto es así que España fue en 2004, según el Banco de España, el país europeo con la mayor red de cajeros y terminales de puntos de venta. El uso del efectivo queda restringido a gastos cada vez más pequeños y la comodidad de no llevar dinero encima es la principal razón por la que esto ocurre. En el caso de los viajes de negocios, las tarjetas facilitan enormemente la gestión de los gastos, pero ¿cuánto tiempo hace que las tarjetas facilitan la forma de pago de nuestros bienes y servicios?
Todo comenzó a principios del siglo XX…
Frank X. McNamara, Director de la Corporación de crédito Hamilton, ideó el concepto en 1950 cuando, al final de una cena, se vio sin dinero. Así decidió crear una tarjeta con la que se podía pagar en muchos establecimientos, facilitando a estos últimos la fidelización y captación de clientes.
Tal fue el éxito que decidió fundar una compañía que hiciera las veces de intermediario entre las empresas y sus clientes, de manera que la forma de pago pudiera realizarse de forma más sencilla. Así fue como nació Diners Club, una gran idea surgida durante una cena.
En 1950 Diners Club entregó 200 tarjetas de papel que podían emplearse en una quincena de restaurantes de Nueva York, permitiendo a sus propietarios efectuar el pago a través de una factura bancaria. Tal fue el auge del concepto que, a finales de ese mismo año, se multiplicaron por 100, llegando a 20.000 los usuarios de las tarjetas Diners Club.
Esta tarjeta creció 8 años sin competencia. A partir de ese momento, en el que más bancos se sumaron a esta tendencia, el sistema creció de manera espectacular y las tarjetas arraigaron en la sociedad, americana y mundial. Su uso en España no se generalizó hasta los años 80.
El presente de las tarjetas
Casi 60 años después de su aparición, continúan surgiendo nuevas formas de pago, cada vez más rápidas, sencillas y seguras. La banda magnética está quedando en el olvido y los chips, más seguros, van ganando terreno. La que más se ha extendido en los últimos tiempos es el contactless, pago sin contacto que se realiza simplemente acercando la tarjeta al datáfono –con tecnología NFC–, e incluso el pago con selfie.
Con la banca online, surgen formas de pago por internet alternativos a la tarjeta, que cada vez proporcionan más seguridad al usuario y que se ajustan a las preferencias de cada comprador. Muchas de las webs que permiten pagos con tarjeta incluyen sistemas de autenticación que verifican la identidad del usuario, ya que muchos siguen mostrándose reacios a las compras online.
Para estos consumidores que no quieren proporcionar sus datos bancarios hay otras opciones como la muy conocida PayPal, Google Wallet o Paymill. Estas opciones son plataformas en las que se vincula el pago a una cuenta bancaria, de modo que el usuario solo tiene que introducir sus claves de acceso.
Los pagos del futuro
Todo apunta a que el sistema que va a adquirir más protagonismo en los próximos años es el NFC –Near Field Communications–. Gracias a él, dos dispositivos pueden intercambiar datos por proximidad; en este caso, datos bancarios para efectuar un pago.
Posiblemente la tecnología terminará por desterrar las tarjetas de plástico y el dinero en efectivo pero, por el momento, y a pesar de que los nuevos sistemas son cada vez más cómodos e innovadores, estos dos modelos están muy arraigados en la sociedad y lejos de desaparecer.
¿Y si viajas?
Para todas aquellas personas que viajan con frecuencia por motivos de negocios, el uso de las tarjetas corporativas está muy extendido y las nuevas tecnologías no hacen más que facilitar su uso, eliminando barreras y agilizando los procesos. Si, además, tu empresa dispone de una Travel Account, todos los gastos quedarán centralizados y su gestión será una tarea mucho más fácil.