Seguro que muchos de nosotros, de pequeños hemos soñado con viajar a la Luna o dar una vuelta al espacio en una nave. Sueños de la infancia en los que muchos, en lugar de dormir la siesta, soñabais echando a volar la imaginación en un viaje alucinante.
Hoy, es un sueño cumplido por los grandes astronautas y profesionales de la NASA, que han podido ver en su profesión, no solo el riesgo de viajar al espacio, también de vivir la increíble experiencia de salir fuera de Tierra. Poder viajar a kilómetros de aquí es algo único y especial, sin duda, un sueño hecho realidad para muchos ciudadanos de a pie -aunque con un bolsillo abultado- que podrán viajar al espacio exterior y vivir una experiencia única en muy poco tiempo.
La era de viajar al espacio en nave o en cohete es una realidad ya, aunque solo para algunos. Desde que Laika orbitara la Tierra en 1957, o desde que Neil Armstrong llegara a la Luna en 1969, muchas han sido las misiones espaciales que han surcado el espacio. Una de ellas, muy recientemente, el pasado 30 de mayo, con el despegue del primer vuelo espacial tripulado privado nave Crew Dragon, impulsada por el cohete Falcon 9, y tripulada por los astronautas de la NASA, Bob Behnken y Douglas Hurley, expilotos militares. Una misión sorprendente, que de salir exitosa abrirá la veda a la gran era de los viajes espaciales comerciales.
Y es que, cabe la posibilidad de que en un futuro no tan lejano, aquello de ‘dar la vuelta al mundo’ se pueda quedar en una experiencia única pero menos excitante que alojarse, por ejemplo, en un hotel de lujo en otro planeta. De hecho, ya hay una experiencia piloto que algunos afortunados podrán experimentar de forma inminente. 2025 es la fecha establecida para que el primer hotel de lujo en el espacio abra sus puertas: la Estación Espacial Von Braun. Diseñada por la Fundación Gateway, Von Braun tendrá, en sus inicios, capacidad para alojar a unos 100 huéspedes por semana, aunque se estima que en 2030 se podrá acoger hasta 200 clientes y a un total de 500 personas viviendo permanentemente en las instalaciones. Además del lujoso hotel, la compañía planea vender módulos como residencias privadas, así como alquilar otros. El aspecto de la estación será el de dos anillos de aproximadamente 190 metros de diámetro: el anillo exterior girará alrededor del otro creando una fuerza gravitacional similar a la que se siente en la luna. Mientras, el anillo interior estará reservado al aterrizaje de las naves que conduzcan a los huéspedes a esta privilegiada experiencia.
Movilidad de película en la tierra
Porque… qué bonito es soñar despierto, ¿verdad? Y más cuando hace 20 o 30 años muchos de vosotros veíais películas como “Star Trek” o “Regreso al futuro” donde os imaginabais que en 2020 o 2030 la movilidad sería ‘de película’: ciudades con coches voladores, taxis-dron, metro por tubos de cristal… Muchos pensábamos que en esta década ya estaríamos abriéndonos paso con nuestros coches por el cielo, Y aunque sí hay prototipos, por supuesto, como el Hyperloop o el Terrafugia TF-X, un híbrido entre coche, helicóptero y avión, aún no podemos alzar la mano para pedir un taxi que nos lleve ‘volando’. Sin duda, son objetivos hacia los que se avanza, pero de los que aún no disfrutamos… ¡por el momento!
Lo cierto es que en el mundo actual en el que vivimos, y pese a estar a la última en tecnología e innovación, muchos pagarían lo que fuera por realizar un viaje en décimas de segundo: teletransportándose. Medio de transporte imposible… ¿aún? A día de hoy, la ciencia sostiene que no es posible. Pero… ¿la ciencia avanzará y lo permitirá…? De momento en cosa de ciencia ficción. Lo que si hemos alcanzado es un desarrollo de tecnología que permite velocidades de vértigo en desplazamientos como los trenes de alta velocidad que superan los 350km/h, o en el caso de la aviación, aeronaves como el Boom XB-1 que vuela a 20.000 pies de altura y alcanza una velocidad de 2,2 match (2.335 km/h). El avión supersónico más rápido del mundo y además con cero huella de carbono. Poco a poco, vamos alcanzando el futuro.
Ahora, en pleno año 2020, vivimos en una sociedad en la que la tecnología lo impregna todo: para ayudarnos y facilitarnos las cosas, para mejorar experiencias, para acercar lo lejano… Pero aún, algunos viajes ‘soñados’, solo pueden ser posibles si dejamos volar nuestra imaginación.