A más de uno nos ha pasado. Sí, el pasar un mal rato a muchos metros de altura de la superficie terrestre. Y es que, las turbulencias durante un vuelo, en mayor o menor medida, nos ‘turban’.
Cuando un avión sufre turbulencias, se mueve de forma brusca, ¡y los que van dentro, también! Las turbulencias implican sacudidas y movimientos de menor o mayor intensidad, que pueden ser causados por cambios en la velocidad de vuelo, por la dirección de las corrientes de aire o por otras circunstancias meteorológicas.
Según su intensidad o la causa que las provoca, existen distintos tipos de turbulencias, tal y como explican en Viajestic.
Atendiendo a la intensidad, podemos distinguir entre turbulencias leves, moderadas y severas.
La turbulencia leve es un pequeño movimiento del avión, casi impredecible, que nos permitiría incluso estar de pie en el avión sin movernos. En el caso de la turbulencia moderada, se trata de un movimiento predecible, pero que no nos permitiría estar de pie en el avión, ya que podríamos caernos. Por su parte, la turbulencia severa es la más peligrosa de las tres, ya que el avión se movería, de tal manera que, sentiríamos la sensación de estar pegados al sillón, o, por el contrario, que nos elevamos del asiento.
Según la causa que la provoque, la turbulencia puede ser mecánica, conectiva o frontal.
Las turbulencias mecánicas se producen cuando determinados obstáculos, como edificios, árboles o terrenos irregulares, intervienen en el flujo normal del viento.
En el caso de la turbulencia conectiva -también denominada termal-, suele producirse durante el día y con buen tiempo. El motivo que la provoca es el paso de aire frío, sobre masas de aire caliente o cuando, por efecto de la radiación solar en el suelo, las masas de aire se calientan.
En cuanto a la turbulencia frontal, esta se genera por el paso de un frente frío que se desplaza rápidamente.
¿Miedo a las turbulencias? Algunos consejos para afrontarlas
El ‘traqueteo’ de una turbulencia en pleno vuelo, a quien más, a quien menos, le genera cierto temor. No obstante, ¡tranquilidad! Los aviones, según apuntan en Viajestic, están diseñados para soportarlas. Además, los pilotos también están preparados para hacerles frente.
¿Y tú? ¿Estás preparado para sobrellevar turbulencias en un vuelo? Si no es así, toma nota de los siguientes consejos.
Lo primero de todo, ¡abróchate el cinturón! En situaciones de turbulencias severas, el cinturón de seguridad nos puede, no solo evitar contusiones más o menos graves, sino incluso, salvarnos la vida.
Ir al baño antes de despegar evita mareos ante turbulencias. Además, previenes el riesgo de una de ellas te pille en el baño del avión. Otra recomendación es guardar bien los objetos personales, para evitar que salgan disparados, si los movimientos del avión son bruscos.
Los asientos al lado de la ventana hacen sentir más seguro al pasajero, pues le distrae de lo que pasa dentro del avión. Además, si eres de los que tiene pánico a volar, aunque resulte curioso, se recomienda evitar los asientos cerca de la salida de emergencia, ya que los nervios te pueden hacer obstaculizar una posible evacuación.
Por último, hidratación, distracción y respiración nos ayudarán a evitar situaciones de pánico.
Desde Diners Club Spain esperamos que estos consejos te resulten de utilidad y, si las turbulencias te ‘turban’, ¡tranquilidad! Con estos consejos, el diseño de los aviones y la pericia de los pilotos, ¡todo queda bajo control!