Bélgica es considerada por muchos un país ‘capital’ para la Unión Europea, dado que su capital, Bruselas, alberga las sedes de las principales instituciones comunitarias. Ubicada en el noroeste del continente europeo, con apenas 30.500 kilómetros cuadrados de extensión, tiene una población de unos 12 millones de habitantes, lo que representa una elevada densidad de población, sobre todo en los alrededores de las grandes ciudades.
Muchas multinacionales tienen presencia en Bélgica. Y es que en la actualidad, el país es una de las economías más dinámicas y abiertas del mundo. Además, el hecho de contar con excelentes infraestructuras de transporte, permite a las compañías ahí ubicadas integrar su industria y comercio, con un potencial de más de 140 millones de consumidores europeos en un radio de apenas 500 kilómetros.
Además, el peso político de Bruselas como ‘capital’ de la UE y como sede de numerosas empresas internacionales, refuerza la importancia de este país en el continente. Todas estas causas propician una destacada característica de su economía: una alta inversión extranjera directa.
En esta misma línea, según se señala en el Trade Portal del Banco Santander, el Gobierno belga ha introducido recientemente lo que se conoce como “el interés nocional”. Se trata de una medida nueva e innovadora, en el ámbito de la legislación fiscal internacional, por la que todas las empresas sujetas al pago del impuesto de sociedades en Bélgica podrán deducir, de sus ingresos imponibles, un importe igual al interés que habrían pagado sobre su capital, si se hubieran financiado mediante préstamo a largo plazo. También se ha incentivado la inversión eliminando los gastos de registro de las empresas, que consistían en un 0,5% sobre la aportación de capital.
Así, la atracción que genera Bélgica al inversor extranjero ha hecho que sean muchos los idiomas que se pueden escuchar al llegar a ciudades como Bruselas, dado el carácter cosmopolita de la ciudad. Pero solo tres son los idiomas oficiales del país: francés, neerlandés y alemán, aunque este último, es hablado apenas por un 1 por ciento de la población. En el caso de Bruselas, solo se reconoce la oficialidad del neerlandés y el francés. No obstante, el inglés está muy generalizado. Incluso, en muchos casos, en español te harás entender por las calles de Bruselas.
Con todo ello, probablemente muchos de quienes nos estéis leyendo, seáis habituales viajeros de negocios en Bélgica, o, incluso, dadas sus excelentes condiciones, ¡vayáis a empezar a serlo!
Consejos para viajar a Bruselas
Muy probablemente, en tu viaje de negocios a Bélgica, aterrices en la capital belga. Existen dos aeropuertos internacionales, el de Bruselas o Zaventem y el de Charleroi.
Para llegar al centro de la ciudad, desde el primero, hay unos 15 kilómetros de distancia. Los trenes Airport City Express tardan entre 15 y 25 minutos dependiendo a qué estación quieras llegar en el centro (Norte, Central o Sur).
En el caso del aeropuerto de Charleroi, se ubica a 55 kilómetros de la ciudad. Es el destino de la mayoría de vuelos low cost. La manera más sencilla de llegar al centro de Bruselas es en bus, que sale directamente del aeropuerto y llega a la Estación Sur de Bruselas, en unos 55 minutos.
Esta estación es la que tiene mayor número de conexiones de tren. Los trenes internacionales Eurostar, TGV y Thalys, que conectan con otras ciudades europeas, hacen parada obligada aquí. Por su parte, la Estación Norte (Nord) es donde llegan la mayoría de los autobuses. La empresa de autobuses Eurolines, tiene conexiones con Londres, Ámsterdam, París, entre otros muchos destinos en Europa.
Para moverse dentro de la ciudad, una de las opciones más recomendables es el transporte público. Con un solo billete, es posible el uso de autobuses, tranvías y metro. Estos billetes tienen validez por una sola hora de viaje, pero pueden adquirirse bonos de cinco o diez viajes. Además, cabe la posibilidad de adquirir un pase diario de viajes ilimitados.
En cuanto a los horarios comerciales, ten en cuenta que si tu viaje de negocios a Bélgica te lleva a aterrizar el domingo en el país, más vale que lleves todo lo necesario en la maleta, ya que todos los comercios estarán cerrados. Entre semana, a las 18.00 horas, ya verás cierres echados.
Algo parecido ocurre con los restaurantes. Olvídate de comer a las 15.00 horas. ¡A las 14.00 ya sería tarde! Incluso, durante los los fines de semana, muchos de los restaurantes de la ciudad solo sirven cenas, que por cierto, suelen darse en dos únicos turnos, a las 19.00h y a las 21.00h .
Y aquí surge la pregunta… ¿qué comer? La cocina belga está muy influenciada por la cocina francesa, reinterpretándola de forma original y adaptándola a los productos típicos de la tierra.
Carnes como la bleu blanc belge en bovino, o la pietrain en porcino, acompañadas de coles de Bruselas, patatas fritas y una buena cerveza belga, pueden ser una buena opción. De postre, como no, algo de chocolate belga, o en su defecto, ¡un buen gofre!
En general, se suele decir que Bélgica es más tierra de Gourmands que de Gourmets, lo que viene a significar que se trata de una cocina de grandes porciones y de gran calidad.
Qué ver y qué hacer en viajes de negocios a Bélgica
Si en tu viaje de negocios tienes tiempo para dedicar al bleisure, ¡disfruta Bruselas! Un ciudad tranquila pero llena de museos, parques, edificios históricos… y una de las plazas más bonitas del mundo, la Grand Place.
1. Grand Place
Todo el centro histórico de la capital belga gira en torno a la Grand Place, uno de los lugares esenciales que ver en Bélgica. Declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, destaca también por los edificios que la rodean. Entre ellos, las casas de los gremios, la Maison du Roi, la Maison des Ducs de Brabant, Le Piegeon y el ayuntamiento u Hotel de Ville. Además, si vas en agosto, ten presente que, cada dos años, la plaza se cubre de flores formando una bonita alfombra. ¡Disfruta del espectáculo!
2. Galerías Saint Hubert
Las galerías Saint Hubert se encuentran muy cerca de la Grand Place y es otro imprescindible de Bruselas. Finalizadas en 1948, se convirtieron en las primeras galerías comerciales de Europa y en un punto de reunión de artistas de la época. Unas magníficas bóvedas de cristal mezcladas con hierro fundido las sostienen, confiriéndoles un encanto especial. Las galerías Saint Hubert están formadas por tres galerías: la Galería del Rey, la Galería de la Reina y la Galería de los Príncipes. En su interior encontrarás tiendas de lujo, chocolaterías, alguna joyería y terrazas.
3. Barrio del Sablon
En el elegante barrio del Sablon, encontrarás varios lugares que visitar, por ejemplo, el Palacio de Justicia, durante muchos años, el edificio más grande de Europa, con un vestíbulo de más de 100 metros de altura. En este barrio tampoco puedes perderte el bonito jardín de la Place du Petit Sablon. En su interior, todos los domingos, se celebra un mercado de antigüedades. Tampoco dejes de pasear por la Place du Grand Sablon y de entrar en la iglesia gótica de Notre-Dame du Sablon.
4. Ruta del cómic
Bruselas y el cómic tienen una relación muy especial, ya que grandes autores como Hergé, creador de Tintín, o Peyo, creador de Los Pitufos, nacieron en la capital belga. Así, el Museo del Cómic, junto a la Ruta del Cómic, se han convertido en dos imprescindibles para todo visitante. Hay hasta tres Rutas del Cómic en las que, en un agradable paseo, verás fachadas pintadas con murales de los cómics más famosos belgas como Tintín, Lucky Luke, El Pequeño Spirou o los galos Astérix y Obélix, entre otros.
5. Atomium, uno de los lugares más simbólicos de Bruselas
Y sin duda, no puedes marcharte de Bruselas sin ver el Atomium. El Atomium representa un átomo de hierro ampliado 165 billones de veces y es uno de los símbolos de la ciudad. Con una altura de más de 100 metros, se construyó para la Exposición Universal de Bruselas en 1958, y aunque fue criticado en sus primeros años de vida, hoy es uno de los monumentos más emblemáticos de Bruselas. En una de las esferas recubiertas de acero inoxidable, encontrarás además un restaurante desde el que se disfruta de unas vistas panorámicas y lejanas de la capital belga.
En definitiva, tras todos estos aspectos tan interesantes de una ciudad como Bruselas, si tu próximo viaje de negocios te lleva allí, marca como algo ‘capital’ en tu agenda hacer bleisure en tan destacada y cosmopolita ciudad europea.