Pocos se acuerdan ahora de la época en la que preparar un viaje se convertía prácticamente en un acontecimiento al que había que dedicarle tiempo y mucha paciencia. La tecnología ha sido la causante de que ahora baste con un teléfono móvil, una tableta o un ordenador con conexión a internet y una tarjeta de crédito para organizar un viaje en unos pocos minutos.
Cambios en la forma de viajar: reservar un hotel
Pero echemos la vista atrás. No hace falta viajar demasiado en el tiempo para recordar aquellos años en los que era impensable hacer todos los trámites desde casa. Lo normal era desplazarse en más de una ocasión hasta la agencia de viajes y revisar posteriormente en casa gigantescos catálogos repletos de hoteles que no se sabía si tenían habitaciones disponibles o no.
La tecnología ha barrido todos estos trámites de un plumazo, ya que las páginas de reserva online pueden filtrar los resultados para mostrar sólo los alojamientos con plazas libres, con el precio en las fechas seleccionadas y con una completa información de los servicios que poseen. Estos motores de reserva, además, incluyen las valoraciones de los usuarios que ya se han alojado en los destinos, con lo que accedemos a información medianamente fiable de los alojamientos. Otro aspecto que ha cambiado la forma de elegir los hoteles son, precisamente, las webs dedicadas exclusivamente a las opiniones de clientes, que se convierten en referencia para decantarse por uno o por otro.
La revolución del check-in
Algo parecido ocurría con los billetes de avión, cuyo proceso de reserva se hacía interminable. Ahora las compañías aéreas permiten imprimir el billete desde casa e ir directamente a la puerta de embarque si el cliente no tiene que facturar ninguna maleta. Incluso se puede llevar en el propio teléfono móvil gracias a los códigos QR, y las apps tipo Wallet, que almacenan, además, nuestras entradas de cine, y cualquier otro tipo de pases. Un mecanismo muy cómodo y rápido para las personas que hacen viajes de empresa y no quieren perder demasiado tiempo en los aeropuertos.
Desplazarse en el destino como un local
Pero los avances tecnológicos también se han convertido en una ayuda indispensable cuando se llega al lugar de destino. La posibilidad de descargar en el dispositivo móvil mapas fuera de línea, permite olvidarse de los engorrosos planos en papel y saber cuánto se va a tardar en llegar a un determinado punto y cuál es el camino más rápido. Del mismo modo, existe un sinfín de aplicaciones turísticas de cada ciudad que muestran de un solo vistazo los atractivos que hay que visitar, información del transporte público, horarios de los museos, etc. Aunque el encanto de una buena guía de viajes nunca se perderá, no se puede dudar que llevarlo todo en el móvil es una auténtica bendición.
El teléfono móvil, nuestro gran aliado
Precisamente el teléfono y las aplicaciones de llamadas vía internet gratuitas, como Whatsapp o Skype, posibilitan que el viajero esté en constante contacto con sus seres queridos o con los compañeros de trabajo cuando hace años había que gastarse un importante dinero en llamar desde una cabina telefónica u optar por la melancólica postal. Asimismo, las cámaras de los móviles también liberan el hueco en la maleta que antes ocupaban las grandes cámaras de fotos o vídeo.
La elección de un restaurante para ir a comer o cenar se basaba antaño en referencias de otras personas con las que se había hablado o en la mera intuición. Actualmente existen aplicaciones que, cuando se pasa cerca de un local concreto, emiten un aviso informando de una determinada oferta y mostrando la opinión de otros usuarios. Algunas apps interesantes para buscar restaurante son Foursquare, Yelp y el Tenedor.
Tampoco hay que olvidarse de la tecnología NFC que brinda la posibilidad de pagar con el teléfono móvil hasta el billete del autobús y olvidarse del dinero en efectivo.
Queda claro que la tecnología ha sido todo un alivio y un paso de gigante, tanto para los viajes corporativos como para los de ocio.