Muchas son las películas que han sido rodadas teniendo como escenario un avión. Desde films cómicos como “Aterriza como puedas”, hasta intrigantes thrillers como “Plan de vuelo: desaparecida”. Y también suele ser escenario de muchos de nuestros viajes de negocios. Con el cine seguro que hemos aprendido alguna cuestión del ámbito de los vuelos que desconocíamos. Y como el saber no ocupa lugar, en la entrada de hoy de nuestro blog, vamos a ahondar en algunas cuestiones, curiosas en unos casos; útiles, en otros.
Así, volviendo a las películas mencionadas, ¿recuerdas el argumento de “Plan de vuelo: desaparecida”? Sí, la película protagonizada por Jodie Foster en la que una niña desaparece en pleno vuelo transatlántico. ¡Digno de guion de cine! Porque sí, puede que sea difícil que un niño se pierda durante un vuelo por mucho tiempo, pero no es tan difícil que lo haga en el aeropuerto. Y hay un código de alerta para ello: código Adam. Este código recibe este nombre por Adam Walsh, un niño que fue secuestrado en un centro comercial de Florida. Desde entonces, este código se utiliza en aeropuertos y otras grandes superficies para avisar a los trabajadores de que un niño se ha extraviado.
¿Y el llamamiento de ‘un médico, por favor’? También es recogido en un sinfín de películas. Pero lo que a lo mejor no sabías que en muchos casos, las azafatas, los tienen controlados. Son los ABP, able bodied passengers, pasajeros que, en caso de emergencia durante un vuelo, pueden ayudar a los asistentes y azafatos. Y pueden ser no solo médicos, sino también bomberos o policías.
Y al recordar la película “Algo que contar”, en la que Ben Affleck cambia su billete y vuelo por el de otro pasajero y salva la vida, pues el vuelo que finalmente toma el segundo, sufre un accidente, nos viene a la mente otro término de la jerga propia de las cabinas de vuelo: Cross-check. Este término, que podemos traducir como comprobación cruzada, consiste en revisar por partida doble algún procedimiento. Se aplica a varios, como pude ser el recuento de pasajeros. Si ambos recuentos difieren, se vuelve a contar.
Sobre los pasajeros, las azafatas manejan además un listado, el PIL o passenger information list, en el que figuran todos los pasajeros del vuelo y en el que se reflejan las necesidades especiales que pudieran tener.
¿Y si nos entra la ‘necesidad’ de casarnos? “El amor está en el aire”, tal como señala la comedia romántica francesa. Pues que sepas que es posible. Algunas legislaciones establecen condiciones especiales para que dos personas puedan casarse en un avión, tales como que uno de ellos esté gravemente enfermo o en peligro de muerte. Y sí, el Código Civil español establece que el capitán o comandante de naves o aeronaves tienen competencia para la celebración de matrimonios civiles.
Y tras el enlace, ¿Qué menos que hacer un brindis? Seguro que muchos habéis oído hablar en alguna ocasión sobre aquello de que beber alcohol durante un vuelo provoca mayor nivel de embriaguez. Pero no te prives tras la celebración, parece ser que se trata de un falso mito. Una investigación realizada por la Universidad de Toronto sostiene que los niveles de intoxicación etílica en este contexto dependen solo de la cantidad de alcohol ingerida. En él se explica que como la presión de la cabina es casi la misma siempre, la diferencia de cantidad de oxígeno que puede llegar a nuestro torrente sanguíneo es despreciable.
No obstante, si decides brindar, ten en cuenta un factor importante, sobre todo si eres de los que padece jet lag. El alcohol afecta a este síndrome. Aunque beber te provoque sueño, el sueño que induce el alcohol no es profundo ni reparador para nuestro organismo. Otro motivo por el que es desaconsejable la ingesta de alcohol es porque puede producir deshidratación, peligrosa en pleno vuelo, dado que el interior de los aviones es especialmente seco.
Con todo ello, si el escenario de tus viajes de negocios suele ser un avión, quizá estas píldoras informativas te sean útiles para hacer que tus viajes de negocios sean ‘de película’.