¿Eres de los que nunca se ha llevado un amenity de un hotel? ¡Serás de los pocos! ¿Ni siquiera un botecito de champú? En general eso es lo que antes ‘desaparece’, junto con pastillas de jabón, pañuelos de papel, bolígrafos o un par de zapatillas. Y si subimos un poco el nivel, nos encontramos hurtos como toallas, albornoces o secadores de pelo, que son los que también suelen desaparecer. Antes de la pandemia, un informe elaborado por Wellness Heaven, guía de hoteles y spa de lujo, a través de una encuesta a más de 1.150 hoteles de todo el mundo, concluyó que entre los objetos más robados figuran las toallas (77%) y los albornoces (65%), seguidos de las perchas ( 50%), bolígrafos y lápices (39%) y los cubiertos (33%).
¿Y algo que ni te imaginas que alguien pueda sustraer de la habitación de un hotel? ¡El colchón! Y no es cosa de un caso aislado. Según el informe, esto les ha pasado al 4% de los encuestados. El estudio, además, apunta que la probabilidad de robo es ocho veces mayor en los hoteles cinco estrellas que en los de cuatro. ¿Cómo lo hacen? Algunos de estos hoteleros señalaron que esto solo ocurre de noche, utilizando ascensores que llevan directamente al parking.
Algunos otros casos concretos dignos de mención y recogidos en un artículo sobre el tema de La Vanguardia son por el ejemplo el caso de un hotel de Berlín en que los huéspedes se las arreglaron para llevarse la ‘alcachofa’ de la ducha, un asiento del inodoro y hasta un lavabo completo.
Otro caso, en Italia. Un hotel denunció el robo de un piano, mientras que e Inglaterra, un hotelero descubrió que les habían robado los números de las puertas de la habitación. Y en Francia, un huésped fue pillado tratando de robar la cabeza de un jabalí. “La anécdota tuvo final feliz. Tiempo más tarde sus amigos compraron la pieza del hotel y se la regalaron para su boda”, revela el artículo de La Vanguardia.
En España
¿Y en nuestro país? Más del 80% de los españoles reconoce que alguna vez se ha llevado algo de un hotel, según varias encuetas.
En España, los hoteles sufren la desaparición de toallas, bombillas, cubertería, secadores, pilas del mando a distancia, planchas, perchas y sábanas, como en el resto de países. A otro nivel, en los casos que conocemos como «curiosos», los clientes pueden llegar a llevarse cortinas de las paredes, colchones, cojines e incluso obras de arte.
Otro objetivo de algunos huéspedes: el minibar. Para evitar estos robos, algunos hoteles han colocan básculas electrónicas y sensores de movimiento, para detectar cuándo alguien ha tomado una consumición. ¿Y fuera de las habitaciones? Un lugar especialmente sensible es la sala business de los hoteles para viajeros de negocios. En estos espacios han llegado a desaparecer desde ordenadores a impresoras, pasando por paquetes enteros de folios.
Muchos hoteles están implementando numerosas medidas tales como GPS instalados en toallas o revisión de las habitaciones justo en el momento que el cliente abandona el hotel, lectura de huellas dactilares para acceder al ascensor o códigos QR en el móvil que permiten el acceso a las habitaciones.
Con todo ello, no podemos más que sorprendernos, y, por supuesto, ¡pedir prudencia a los huéspedes! Ten en cuenta que esas cosillas ‘sin importancia’ que se hurtan, suponen en su conjunto incidencias en los presupuestos de los hoteles.
¡No todo tiene cabida en una maleta!