Sin duda, la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus marcará un antes y un después, en todos los ámbitos y aspectos, especialmente, en lo relativo a la forma de movernos y relacionarnos. Implicará también importantes cambios, a corto y medio plazo al menos, en los sectores de actividad que implican movilidad y transporte.
Nos encontramos ante un cambio de paradigma en todo lo que a turismo se refiere. Sí, el turismo, los desplazamientos, los viajes de negocios… sufrirán cambios que se traducirán en:
- Mayores medidas de prevención y sanitarias en aeropuertos, estaciones de tren, aviones, trenes… todo lo que tenga que ver con medios de transporte colectivo.
- Mayores medidas de prevención en lugares turísticos con gran afluencia de personas.
- Reducción del aforo en medios de transporte y lugares turísticos para garantizar el distanciamiento social.
- Intensificación de labores de limpieza y desinfección en espacios de alojamiento, ocio, encuentros…
- Cambios en la organización reuniones y eventos.
Medios de transporte
Mascarillas, distancia social, menor afluencia de pasajeros y controles sanitarios en estaciones y aeropuertos serán las notas dominantes durante la reactivación del transporte.
En RENFE, por ejemplo, ahora mismo, la venta de billetes está limitada a un tercio de las plazas y se prevé que a medida que se vayan relajando las restricciones el límite del aforo se establezca en el 60% de las plazas.
Por su parte, el sector aéreo también está estudiando cómo limitar la ocupación de plazas para garantizar la distancia social. Ya son varias las compañías que están aplicando medidas de este tipo dejando asientos vacíos en los escasos vuelos que operan. En este sentido, algunas voces apuntan que esta medida, de hacerse obligatoria y perdurar en el tiempo de forma prolongada, puede suponer un impacto devastador para las “low cost”. Según la IATA, “si se impone el distanciamiento social, se neutralizará una gran parte de los asientos, al menos un tercio. Con este escenario, si venden los billetes al mismo precio que antes de la crisis las aerolíneas perderán gran cantidad de dinero”. Y es que, según señalan fuentes del sector en un artículo de El Economista, “las aerolíneas necesitan tener una ocupación del 70-75% para no perder dinero, por lo que limitar el aforo al 66% pone en peligro la supervivencia de las compañías”. Por este motivo, son varias las voces que apuntan a un incremento en las tarifas aéreas para equilibrar los costes.
No obstante, también se barajan otras alternativas, algunas empresas están estudiando la posibilidad de proponer el establecimiento de mamparas para separar a los pasajeros sin necesidad de dejar plazas libres, medida que, por otro lado, no parece convencer demasiado, por resultar cara y poco operativa.
Otro aspecto es el de los controles de pasajeros. Muy probablemente, a los controles de seguridad, en muchos casos, se sumen controles de salud. De hecho, algunas compañías como Emirates ya los están poniendo en práctica durante la pandemia. Y este la compañía está realizando pruebas rápidas de sangre a sus pasajeros antes de subir al avión para conocer si tienen el virus.
Ante este panorama que dificultaría la recuperación de las compañías aéreas, a comienzos de esta misma semana, el Gobierno ha anunciado que previsiblemente establezca normas se seguridad y prevención de obligado cumplimiento para los pasajeros. De este modo el aforo en los medios de transporte puede elevarse con el fin de que es sector privado pueda sostener su actividad, así como para que el impacto en empresas públicas sea también menor.
Hoteles y alojamientos
En los hoteles, la prioridad será la limpieza -que si bien ha sido una de las prioridades siempre- ahora lo será a niveles casi ‘asépticos’. El objetivo, lograr alojamientos libres de COVID. Para ello, todo apunta al empleo desinfectantes hospitalarios para garantizar la limpieza e higiene de habitaciones, vestíbulos y demás espacios públicos. Estas áreas comunes, además, reducirán mobiliario para procurar más espacio que garantiza el distanciamiento social. Igualmente, las mamparas proliferarán para evitar contagios, así como las mascarillas y los guantes entre el personal.
Muchas cadenas hoteleras ya están trabajando en esta línea. Tal es el caso de Marriott International, que está trabajando en el lanzamiento de una plataforma multidimensional para elevar sus estándares de limpieza y de hospitalidad para priorizar por encima de todo el compromiso de sus hoteles con la salud y la seguridad de sus huéspedes y trabajadores.
En cuanto a la restauración, quizá el bufé sea la opción que más se debilite en favor de un aumento del servicio de habitaciones, que muy probablemente, se lleve a la habitación evitando el contacto físico. En esta línea, el hotel Wellington de Madrid ofrecerá estos ‘menús digitales’ además del resto de opciones gastronómicas, con la garantía de mantener la distancia de seguridad de dos metros entre mesas e incrementando al máximo higiene.
Otro aspecto llamativo es que probablemente, la emergencia sanitaria impulse con mayor fuerza el proceso de robotización de los hoteles. En este sentido, Álvaro Carrillo de Albornoz, director general del Instituto Tecnológico Hotelero, señala en declaraciones a El Mundo que, aunque los robots y tótems ya son bastante comunes en Asia, en Europa no lo son tanto, pero pueden ser muy bienvenidos en este periodo coyuntural. “Es la única solución a corto plazo, al menos mientras no haya vacunas. Debemos aportar seguridad y confianza al cliente, al tiempo que logramos ser rentables, ya que los costes se van a incrementar y la demanda va a bajar”, destaca Carrillo.
Así, pronto conoceremos una nueva forma de viajar, en la que, para recorrer ‘distancias’, todos los actores implicados tendrán que velar por el ‘distanciamiento’ para preservar la salud y la seguridad, tanto de viajeros como de profesionales del sector.